20 de Junio, dia de la Bandera Nacional Argentina

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La Bandera Nacional Argentina es la enseña patria que fuera creada por el General Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812, en la Villa del Rosario en las barrancas del Río Paraná. En el último párrafo del oficio que Belgrano envió al Gobierno Nacional aquel 27 de Febrero dice: «Siendo preciso enarbolar Bandera, y no teniéndola la mandé hacer azul y blanca conforme a los colores de la escarapela nacional: espero sea de la aprobación de V. E.»

Fue consagrada con los mismos colores «azul y blanco» por el Congreso de Tucumán el 20 de julio de 1816 y ratificada por el mismo cuerpo en Buenos Aires, el 25 de febrero de 1818.

La primera bandera fue confeccionada por una dama rosarina. Fue enarbolada por primera vez en la ciudad de Buenos Aires el 23 de agosto de 1812, en la torre de la iglesia de San Nicolás (lugar donde en la actualidad está el Obelisco).

Más de un siglo después, el Congreso Nacional sancionó, el 8 de junio de 1938, una ley que fija como Día de la Bandera – y lo declara feriado – el 20 de junio, aniversario de la muerte de su creador, el General Manuel Belgrano.

De acuerdo a lo establecido en el decreto 10.302 del 24 de abril de 1944, la Bandera Oficial de la Nación es la bandera con sol aprobada en el Congreso de Tucumán.

Sus colores están distribuidos en tres fajas horizontales, dos azules y una blanca en el medio, en cuyo centro se reproducirá el Sol figurado de la moneda de oro de ocho escudos y de la de plata de ocho reales que se encuentra grabado en la primera moneda argentina. El color del sol  es el amarillo del oro.

En 1985 la Ley 23.208 establece que «tienen derecho a usar la Bandera Oficial de la Nación, el Gobierno Federal, los Gobiernos Provinciales y del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, así como también los particulares, debiéndosele rendir siempre el condigno respeto y honor».

Los colores de la Bandera
Cómo nace y utilizan los colores de los Emblemas Nacionales

En 1620, la imagen de la Virgen María llega al Río de la Plata, para ser llevada al norte de la Colonia en una caja, con una carga transportada en carretas.   Un episodio poco común la involucra, se atasca la carreta con su carga antes de cruzar el Río Luján, prueban bajando cada una de las cajas, hasta que los postigones se dan cuenta que con “una” de las cajas, la carreta no avanzaba. Abren la caja y se encuentran con la Imagen de la Virgen. Deciden que si tal era su voluntad, quedaría para siempre en la primera orilla del Río Luján, en la actual Villa Rosa (Pilar) bajo el cuidado de un esclavo negro llamado Manuel que se ofreció a cuidarla.

Fue adorada y venerada desde esa fecha con el nombre de “Virgen de Luján”. La primera imagen popular venerada por nativos, criollos y europeos. Se le pedían favores y deseos, para familiares, seres queridos y vecinos, y ella cumplía con todos. Las mujeres comenzaron con la costumbre de tomar dos cintas de 32 cm de largo (el alto de la imagen de la “Virgen de Luján” también llamada la “Virgen Gaucha”) una color azul y la otra de color blanco, colores del paño del manto de la Virgen. Y al hacer una promesa o pedido a la Virgen las cosían en la zona del corazón del peticionado, sobre su camisa, chaleco, corralera, vestidos, etc, las dos cintas juntas dobladas al medio dos veces. Esta costumbre popular se mantuvo en todos los habitantes, desde la llegada de la imagen de “La Virgen” en 1620, hasta mediados de los años 1800 al 1820 (durante casi dos siglos).

Desde esas épocas, en los almacenes de ramos generales, tiendas y pulperías, se vendían las cintas azules y blancas ya cortadas, con las “medidas” de la Virgen de Luján. Para el consumo de los promesantes.

Manuel Belgrano muy religioso y devoto de la “Virgen Gaucha” de Luján, fue nombrado por el Rey de España, Secretario del Consulado de Comercio en Buenos Aires a perpetuidad. Sus Memorias anuales como Secretario del Consulado de Comercio, sirvieron a los virreyes para gobernar el Río de la Plata. Creó en 1794 el escudo del Consulado con los colores del manto de la Virgen de Luján, azul y blanco, según lo anotara por escrito.

En 1806 después de la Primera Invasión Inglesa, Juan Martín de Pueyrredón con un grupo de habitantes de la campaña, hacendados y gente de campo organizaron la reacción por sus propios medios para Reconquistar a Buenos Aires. Con el apoyo de sus amigos Martín Rodríguez, Diego de Herreras, y sus hermanos José Cipriano, Juan Andrés y el presbítero Feliciano Pueyrredón, comenzaron por su cuenta y riesgo a reclutar voluntarios por los pueblos de la campaña.

Los establecimientos rurales de Pilar, Morón, Baradero, Luján y la Guardia de Luján, aportaron sus peonadas a caballo, criollos y mestizos que querían echar del suelo patrio a los herejes invasores británicos. Juan Martín pagaba diariamente sus jornadas, y también de su fortuna se encargaba del abastecimiento y los gastos de la cruzada.

El 28 de julio los “criollos de Pueyrredón” se reunieron en la Villa de Luján, primer Cabildo fuera de Buenos Aires dónde las autoridades apoyaron la Reconquista. El Alcalde Gamboa y el cura párroco de Luján organizaron el encuentro, el pueblo reunido los alentaba y despedía.

Luego de la Misa de Campaña a cargo del cura Vicente Montes Carballo, y frente a la imagen de la venerada Virgen, recibieron del Cabildo el Real Estandarte de la Villa de Luján, que en un lado tenía dibujada las armas reales de España y del otro la imagen de la Santísima Virgen.  A falta de distintivos, y como era la costumbre en las promesantes de nuestro país, se les cosió en las prendas, en el pecho encima del corazón, a cada uno de los casi 300 milicianos a caballo, dos cintas una azul y otra blanca, cortadas con las “medidas” de la virgen. Estas cintas bicolores dobladas y cosidas hacían las veces de escarapela o divisa, para distinguirse de los demás.

Iniciaron la marcha hacia el caserío de Perdriel, y se les suma el Regimiento de Blandengues de la Frontera, al mando del Comandante Antonio Olavaria. Don Cornelio Zelaya reunió sesenta y dos personas dispuestas a enfrentar al invasor, con el dinero aportado por el gallego Manuel Palomares, Felipe Sentenach y Martín de Álzaga. Ellos también participaron con las milicias a caballo de Pueyrredon.

Enterado Béresford de la marcha de los criollos, que llamó “fuerzas rebeldes de la Campaña”, sale de Buenos Aires al frente del Regimiento 71 “Highlanders” con casi 600 hombres de infantería y artillería.

El 1ro de agosto a la madrugada se encuentran en Perdriel ambas fuerzas, a los primeros cañonazos de los ingleses, se produce la dispersión de los criollos. Olavarría retira los Blandengues para llevarlos con las Fuerzas de Liniers que llegarían a la costa del Tigre, desde Montevideo. Los cincuenta últimos hombres del Pueyrredón resistieron media hora de combate.

El 12 de agosto de 1806, todos participaron de la posterior Reconquista de Buenos Ayres, junto con las fuerzas de Liniers y de Martín de Álzaga..  Les tocó a las milicias a caballo de Pueyrredón las acciones más heroicas, y fueron esos criollos quienes capturaron las seis Banderas y estandartes  ingleses durante la Reconquista. El Cabildo de Buenos Aires los reconoce de inmediato y en su primera reunión después de la Batalla, los oficializa como el Regimiento a Caballo “Húsares de Pueyrredón”. Juan Martin después de haber pagado toda la campaña y los sueldos de sus milicias, decide vestirlos con uniforme a todos sus soldados, son cuatro Escuadrones que lucen el uniforme histórico que todavía hoy los recuerda. El vestuario y los aperos fueron abonados por este joven criollo y estanciero de fortuna. Fue el primer Regimiento de la Patria que luciera en el combate, cosidas en su pecho,  las cintas azules y blancas que eran como escarapelas o divisa que los distinguía de los ingleses.

En 1809, apenas llegado a Río de Janeiro como embajador ante la corte portuguesa, Lord Strangford en carta oficial a la Reina de Gran Bretaña, le informa que en Buenos Aires estaba próxima una Revolución e intento de independencia, y porque además ya “los criollos lucían a la vista, en sus solapas, galeras y en las cadenas de los relojes las cintas azul y blanca como signo de rebeldía y libertad” (archivo Oficial del Foreign Office – Londres).

Producto de una actitud espontánea, en mayo de 1810, el pueblo reunido en la Plaza comenzó a utilizar los colores patrios, fueron “azul y blancas” las cintas que distinguieron a los patriotas de la Semana de mayo de 1810. Según la tradición, también repartidas por Domingo French y Antonio Berrutti. Además la cinta azul se agregó como distintivo del Regimiento de Patricios.

La Escarapela:

Con fecha anterior el Gral Manuel Belgrano, estando acantonado en la Villa del Rosario, para instalar las Baterías costeras “Libertad e Independencia”, pide autorización para lucir escarapelas que distinga a sus tropas eligiendo los colores azul y blanco, por el color del paño de la Virgen, igual que el escudo por él creado del Consulado de Comercio. El uso de la Escarapela Nacional fue reconocida el 18 de febrero de 1812, por el Triunvirato en Buenos Aires.                                           Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Bernardino Rivadavia (como secretario) enviaron al jefe del Estado Mayor Conjunto el siguiente texto, para el uso obligatorio en los regimientos de la Patria:

«En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se haya, reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de dos Colores blanco y azul; y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían.   Se comunica a V. S. para los efectos consiguientes a esta resolución».

Jura de la Bandera Nacional:

Belgrano fue creador de la bandera “Azul y blanca”, la Escarapela Nacional, y al igual que el Escudo del Consulado de Comercio del Virreynato, con los dos mismos colores del paño del Manto de la Virgen.

Después del 27 de febrero es enviado con urgencia, para hacerse cargo del Ejército del Norte. Inicia su marcha, inmediata mente después de izar la Bandera Nacional en las Baterías “Libertad e Independencia”, en la Villa del Rosario, hoy la Ciudad de Rosario.

El 25 de mayo de 1812 a orillas del Río Salado, actual Río Juramento, formó a todo el Ejército del Norte para celebrar la fecha Patria, e hizo “jurar la Bandera” por él creada días antes en Rosario, a las tropas allí reunidas en majestuosa formación.y luego la hizo bendecir por el cura párroco en la Catedral de Jujuy, el padre Gorriti.

El Congreso General Constituyente de Tucumán, reunido ya en la ciudad de Buenos Aires, sancionó la ley de banderas el 25 de febrero de 1818 estableciendo que la insignia nacional estaría formada por “los dos colores blanco y azul en el modo y la forma hasta ahora acostumbrados”.

Azul y blanca fue la bandera que flameó en el Fuerte de Buenos Aires sede del gobierno central, también la misma Bandera flameó en Ituzaingó durante la guerra contra el Imperio del Brasil, y también la misma Bandera Azul y Blanca, flameó en la guerra contra el Paraguay y el 2 de abril de 1982, en la recuperación de la Malvinas Argentinas.

En 1813, José Gervasio Artigas le agregaría una franja colorada (punzó) cruzada, para distinguirse de la centralista Buenos Aires, para identificar su federalismo, sin desplazar la “azul y blanca” de la Patria.

La bandera “azul y blanca” cruzada, también fue usada por las Provincias de Entre Ríos y Corrientes, también aliadas con Artigas en la lucha por el  federalismo y contra el centralismo porteño de Buenos Aires (después llamados “unitarios”). Para obtener más información siempre puede ponerse en contacto con Bolson Web.

Los autores son la Presidente y el Secretario, respectivamente, del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Avellaneda – Pcia de Buenos Aires.