Patagonia Argentina: De campamento en los bosques de El Bolsón

Home / Patagonia Argentina: De campamento en los bosques de El Bolsón

Acampar en el bosque es una pasión para muchos. No existe en todo el planeta ni un hotel lujoso con todos los servicios, ni una cama caliente y confortable, que hagan experimentar la misma sensación que produce dormir en el bosque. Ni tampoco un Home Theater que logre igualar el resplandor de las llamas iluminando las ramas de los arboles, y más allá un cielo repleto de estrellas. O el sonido del bosque, el rumor de un rio distante. Cuando una persona va de campamento la naturaleza se refugia en cada sentido, mientras los aventureros beben un café o una cerveza artesanal rodeando la fogata. ¡Y nunca falta una guitarra!

Todo es aventura
Por Diego Ignacio Mur

Desde que investigamos la ruta hasta que subimos al transporte, descendemos e iniciamos la marcha por un sendero en el bosque.

Más tarde emprendemos el recorrido entre las sombras y los claros luminosos proyectados por el Sol entre los arboles, aveces el sendero asciende y en  una cresta, se abre ante nosotros un paisaje increíble, mientras nos distanciamos algunos metros del camino hasta un mirador de piedra que se proyecta sobre los valles.

Desde allí observamos los ríos como cintas plateadas, azuladas, surcando la inmensidad de los bosques profundos de El Bolsón, en la Cordillera de Los Andes. Y sobre cada maravilla se alzaran las cimas de las montañas. El Cerro Piltriquitrón, o el Cordón Serrucho.

Tras tomar fotos desde los miradores y descansar, regresamos al sendero, que vuelve a internarse entre cipreses y cohíues. Los rayos del sol atraviesan los espacios entre las ramas mas altas, pintando inmensas acuarelas que se extienden delante nuestro, como un sueño de otro tiempo.

Cada Tanto, podemos acercarnos a un rio, o cruzar un arroyo, en esos momentos aprovecharemos para recargar las cantimploras, charlar, guardar silencio y escuchar. No hay silencios en el bosque. El sonido que nos alcanza es tan hipnótico como el fuego.

Mientras recuperamos el aliento, algunas aves pequeñas cruzan el sendero más adelante y emprenden vuelo.

Nos vamos turnando para llevar la carpa, nuestra compañera de aventuras.

Que vista tan maravillosa se aprecia en cada curva del camino. Tras cada ascenso, y en cada descenso. Porque el bosque va cambiando y vamos recorriendo muchos universos en un solo viaje. Las montañas se elevan más allá de las copas frondosas.

Armando el campamento
Por Camila Daitch

Las mujeres nos encargamos de organizar la comida. Hacemos la lista de almuerzos y cenas. Inventario, toallas, ropa, cubiertos, jabón blanco. Nada de llevar shampoo ni detergentes a la montaña. Estar despeinada o no «perfectas» también es parte de la aventura.

Limpiamos de piedras y ramas molestas el lugar elegido por «los expertos» para armar las carpas. No queremos una piedrita incomoda en la espalda molestándonos toda la noche.

Mientras, «ellos» se fueron a juntar leña. Y cuando regresan son los que se ocupan de reforzar el fogón con piedras gigantes, y acomodar los asientos (troncos).

Hasta ahora parece que es muy fácil para nosotras, estamos muy cómodas mientras los chicos hacen el trabajo pesado. ¿No? ¡Nos cansamos menos!

Pero una vez encendida la fogata… ¿Adivinen quienes tienen que calentar el agua, cocinar y cuidar que no caigan cenizas en el arroz? aveces utilizando palos para no quemarnos las manos. Y encima algunos de ellos tienen que tomar café si o si. ¡No alcanza con la pava para el mate!

Aparte, tenemos que vigilarlos para que no tiren las colillas en el bosque. Tienen que guardarlas en el envoltorio de plástico transparente del atado de cigarrillos, o sino, quemarlas en el fuego (muchos se hacen los ecologistas ¿pero cuando no los ves? Lo primero que hacen es tirar la colilla y esconderla debajo de una piedra).

La cena: Mientras los chicos cuentan anécdotas de otras aventuras o hablan de Indiana Jones, las chicas preparamos la comida. Y es divertido. No es cuestión de hacer algo rápido de cenar. Es muy entretenido preparar una buena salsa, picando la cebolla y todo, y viendo como te las arreglas sin la tabla y sin la mesada. ¡Es Aventura!. Igual sabemos que más tarde vamos a cantar y beber junto a la fogata y eso es muy reconfortante. Las charlas alrededor del fuego no son como las conversaciones que mantenés en una oficina. En el medio del bosque estás en otra frecuencia. Te sentís algo rara pero en realidad, es porque estás en sincronía con la naturaleza, lo raro es estar en una oficina, entre cuatro paredes de material.

¡Si hace frío no tenes un calefactor! Tenes que arrimarse a las llamas, o… a alguien.

Entonces cenamos y charlamos, y después cantamos, es ideal que uno de los chicos toque la guitarra. la diversión podría durar toda la noche, y aveces te da esa sensación. Crees que son las 4 de la mañana y no. ¡Cuando miras tu reloj son las 12! Es increíble como la naturaleza te acomoda los horarios, a los normales digo.

Todo el bosque está emitiendo una vibración que te acomoda la cabeza. Porque en el fondo, pertenecemos a esa biodiversidad, y es más natural estar allí que en un cuadrado de cemento.

A la noche empieza a hacer frío. Nada que ver con Capital. Y ya que tenemos todo planeado para disfrutar a pleno el día siguiente, con algunas excursiones, apagamos completamente la fogata para evitar incendios (si es posible con agua) (es algo hermoso y no se porque, cuando tiras agua en las brasas y sale mucho vapor), y después, admiramos, hasta donde el frío nos lo permita, el cielo estrellado, y si tenemos suerte la luna en todo su esplendor.

Si estás con tu amor, está bueno. Los dos juntitos tapados con una manta. Y sino también. Es hermoso. Y muchos amores nacen en los campamentos. Dicho sea al pasar.

No saben lo claras que se ven las estrellas en el bosque. Y su luz es tan intensa, son con destellos azules y rojos… es una cantidad increíble de estrellas. Una podría pasar horas mirando el cielo… ¡Pero hace frío! Tras un rato lo sentís en las manos y en la cara.

Es hora de entrar a la «tienda de campaña», y meterse dentro de la bolsa de dormir, pero ¿creen que así termina la noche? Casi siempre son un par las carpas y entonces empiezan las bromas, los cantos, desde una carpa a la otra. Igual… estamos todos abrigados ¡Y cansados! (porque caminamos todo el día). El sueño no tarda en llegar y aunque seas la persona más noctambula del mundo te acomodas y te dormís, y si no lo hiciste la primera noche, creeme que a la segunda, el bosque ya te reestructuró por completo.

¡Aventura!
Por Violeta Amsel

Siempre hay uno que se despierta primero. Casi siempre uno de los chicos. Y prende el fuego. Entonces…. nosotras vamos al río o arroyo a lavarnos los dientes, la cara etc. Ellos no. Están en su salsa… ¿Serán más cercanos a los animales? (chiste)

Preparamos el desayuno. Comemos algo liviano. Cerramos y aseguramos bien las carpas. Aunque en El Bolsón es muy difícil que te roben algo. Mucho menos si estas parando en un camping agreste, pero bien cuidado, como «La Playita» (rumbo al Cajón del Azul). Fui unas 20 veces a la montaña y jamás me robaron nada.

Nos levantamos, nos sacudimos la cola, y a continuar con nuestro recorrido. Para eso preparamos un par de mochilas chiquitas onda picnic, y agua. Todo lo pesado queda en las carpas.

Apagamos el fuego, y STOP acá. Lean bien: Hay que ser muy responsables con esto, apagar el fuego es una LEY.

Y después, depende de donde estés, El Bolsón tiene cientos de recorridos y lugares para acampar, pero te aseguro que cuando volves al sendero, ¡la aventura recién comienza! Y todo lo que vas a ver es tan maravilloso que lo vas a guardar para siempre en el corazón y en el alma. Si amas la naturaleza dudo que no sueñes con regresar, y quedarte.

Hay cascadas secretas, arroyos alrededor de los cuales se formó una pequeña comunidad que es distinta al resto del bosque, con flores y pasto de otro color, valles pequeños como islas ocultas, cañadones y más ríos que bajan entre rocas del tamaño de autos. Arboles rarisimos. No tenes angulo posible para fotografiarlos, por lo altos que son. Cavernas formadas por las ramas de sauces, senderos que bordean un precipicio y abajo la vista mas impresionante que puedas imaginar, te querés llevar todo, querés disfrutarlo todo pero no te alcanzan los sentidos. Es una sensación de impotencia mezclada con admiración, es una emoción muy profunda… Tanto que en realidad, no creo se pueda contar. Tenes que vivirlo.

Todo eso que ves en las películas de aventuras, los bosques, las selvas, las cuevas, los ambientes, las paredes de roca, los descensos arriesgados agarrándote de raíces para llegar a un paraíso, la atmósfera infinita, todo existe, pero es 100 veces mejor que en las películas.

¡Vale la pena y mucho!

Y ya que estamos, sabé que es muy sano hacerlo. Te desintoxica completamente. Te vas a dar cuenta.

Eliminás todas las toxinas con la transpiración y otros métodos «naturales». Incluso muchas personas se llenan de granitos durante algunas horas, porque están expulsando toxinas a full.

¡No te lo pierdas! Tomate varios días en El Bolsón. Cuantos más mejor. Reservá en un hostel para dejar tus cosas y que sea tu base para las excursiones. Y algo más: Casi siempre, si no viniste ya en grupo, en el propio hostel se forman grupos hermosos y variados entre chicos y chicas de todo el mundo. Las aventuras las organizan entre todos.

¡Y Si!

Todo Es mágico El Bolsón.

Mandanos tu aventura en El Bolsón
Por BWN Patagonia

Sin omitir nada, escrita con tus palabras. Obvio que la editamos si tiene faltas de ortografía, pero la publicamos. Escribinos a [email protected] Asunto: Mi aventura en El Bolsón. No la consideres tonta, ni poca cosa. Animate a compartir los momentos más hermosos que viviste en este rincón de la Tierra. Y si tenes fotos mandalas que salen el articulo.