Verónica y el último pasajero

Verónica Bereziuk, la pasajera del avión de los U$S 800.000, la que se fue del gobierno con Claudio Uberti, ex funcionario a cargo de negocios “especiales” con Hugo Chávez. Existe un misterioso “noveno pasajero” quien podría haber sido un comandante de la Casa Militar que en lugar de ir a bordo estaba esperando afuera de la Aduana.

Verónica Bereziuk, la pasajera del avión de los U$S 800.000, la que se fue del gobierno con Claudio Uberti, ex funcionario a cargo de negocios “especiales” con Hugo Chávez. Existe un misterioso “noveno pasajero” quien podría haber sido un comandante de la Casa Militar que en lugar de ir a bordo estaba esperando afuera de la Aduana.

Mientras Claudio Uberti, ex íntimo funcionario K, salió de nuestro país 27 veces en 12 meses, de las cuales en 6 lo hizo a Venezuela –aún cuando al país de Chávez fue en más ocasiones, pero volando desde Bolivia- y, mientras Antonini Wilson ingresó en 5 oportunidades a la Argentina procedente de Uruguay o de Venezuela, durante los últimos 18 meses – ingresando como venezolano y saliendo como estadounidense, desconociéndose cómo es que se lo ha permitido la Dirección Nacional de Migraciones, que depende del ministro del Interior Aníbal Fernández; la figura de la pasajera, Verónica Bereziuk, del avión Cessna Citation, de Royal Class, renunció cunado lo echaron a Uberti, tratando de pasar lo más desapercibida posible por los medios. No obstante, hoy, se sabe mucho más sobre ella y porque ni siquiera se la nombra en fuentes cercanas al matrimonio presidencial.

Claudio Uberti estaba rodeado de secretarias, las llamadas mujeres de su staff, pero quien era la secretaria estrella era Verónica Carolina Vereziuk, la más influyente y sin dudas la más atractiva de todas.

Verónica tiene 29 años, proviene de una familia acomodada de la zona norte del GBA.

Antes de llegar al Occovi, Verónica trabajaba para la productora de Gastón Portal y en Garbarino, además de haberse desempeñado en una funeraria. Hoy, Verónica es una llave importante para que los jueces puedan desentrañar las pistas del dinero.

Verónica hizo el viaje de ida y vuelta –Buenos Aires Caracas Buenos Aires-. Llama la atención que una simple secretaria haya realizado tantos vuelos como los que hizo Verónica y, además que se haya ido junto con su “aparente jefe directo”.

El miércoles 8 de agosto fue el último día de Claudio Uberti y Verónica en el poder.

Ambos, aparentemente, discutieron a viva voz en la oficina de Uberti.

Verónica registra nada más ni nada menos que 11 vuelos al exterior en los últimos 12 meses. ¿Quién es esta mujer tan privilegiada? ¿Por qué ya no se le adjudica una relación con Claudio Uberti, sino con el mismísimo Néstor Kirchner? Algunos dicen que Verónica, tenía una línea directa con el presidente.

Según comentan, el día que todo esto sucedió, Cristina Kirchner hizo estrellar vasos contra la s paredes de la residencia de Olivos, ante los ojos atónitos de Néstor, su marido. No se sabe, dicen sus allegados, si esto fue por que salió a luz lo de Verónica o bien porque otro escándalo de corrupción envolvía al gobierno y ensombrecía las pretensiones presidenciales de la candidata esposa.

La mayoría de los vuelos que Verónica viajó al exterior lo hizo en vuelos de aviones privados alquilados por el gobierno y, estos vuelos eran mayoritariamente a Venezuela y a Bolivia.

Cuando algún hombre de los que viajaban en los vuelos ponía los ojos en la joven Verónica alguien siempre presto lo avivaba que “esa carne envenenada, se mira pero no se toca”.

Verónica llegó al Occovi de la mano del antecesor de Uberti, Verónica, era por ese entonces la novia de Hidalgo, el jefe del organismo.

El último pasajero

Los tres venezolanos que trabajan para PDVSA y que venían en el vuelo en que Antonini Wilson traía la valija de los U$S 800.000, Nelly Esperanza Cardozo Sánchez, Ruth Beherends Ramírez y Wilfredo José Avila Driet, no se supo nada más de sus destinos luego de que abandonaran el Aeroparque.

Con relación a Wilfredo José Ávila Driet se está tratando de averiguar si en realidad ésta fue una identidad empleada por quien sería el “noveno y último pasajero”, el teniente coronel de la Guardia Nacional venezolana Julio César Avilán Díaz.

Los ejércitos o sus servicios de inteligencia suelen utilizar para sus miembros encubiertos, en sus apellidos “supuestos”, otros cuyas iniciales coincidan con el real. Por lo tanto no sería tan descabellado suponer que, en lugar de ser el pasajero número 9, Avilán Díaz se haya transformado en Ávila Driet. Los dos apellidos tienen como iniciales A. D.

En cuanto a Daniel Uzcátegui Specht, tampoco se supo qué fue de él tras alejarse del Aeroparque. Daniel metido de lleno en los vericuetos del transporte y lavado de dinero se hizo muy amigo de Claudio Uberti, como de Guido Alejandro Antonini Wilson, y el del 4 de agosto no fue su primer vuelo hacia la Argentina. Ya lo había hecho en al menos cinco oportunidades anteriores. Muy probablemente despuntando el vicio de acompañar algunas valijas teñidas de verde por dentro.

El Cessna Citation, esa madrugada, no estacionó en la rampa de costumbre, ya que la misma estaba ocupada por el Tango 01. Dada la hora, los funcionarios de la Aduana no eran los habituales, ya que el Aeroparque recibe solamente vuelos internos o desde Montevideo y sólo hasta la medianoche.

El misterioso “noveno y último pasajero” sería, de acuerdo con informaciones que se publicaron en EEUU, el Teniente Coronel del ejército venezolano, Julio César Avilán Díaz, que fue borrado de la lista de pasajeros apenas se destapó el escándalo.

Organismos de inteligencia internacionales ya que han detectado que Julio César Avilán Díaz es un sujeto involucrado en el tránsito de dinero, armas, municiones y explosivos con que Hugo Chávez financia a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

También, según esas fuentes, el chavismo moviliza dinero iraní hacia células “dormidas” del terrorismo islámico que se encuentran a la expectativa en el estado de Nevada, listas para comenzar a actuar, y que ese dinero les llegaría vía Miami.

Avilán Díaz tendría especiales facilidades para entrar y salir de la Argentina, ya que Migraciones tiene órdenes expresas de no incluirlo en sus listados. El militar chavista sería portador en cada ocasión de fuertes sumas de dinero destinado a financiar campos de adiestramiento de “milicias populares” –ex piqueteros ahora militarizados- que operarían en la zona de Campo de Mayo (lo cual sería de conocimiento del jefe del Ejército Argentino, general Roberto Bendini) y en el noroeste de la provincia de Corrientes, en el límite con la provincia de Misiones y con Brasil.

Un dato no menor es que la esposa del teniente coronel Avilán Díaz es funcionaria del Seniat, el organismo de control aduanero e impositivo de Venezuela.

Otros datos revelan que en ese vuelo se llevaron 3.000.000 de dólares en las valijas que pasaron elegantemente por los controles, y se estima en 200 millones la suma compartida entre funcionarios de Kirchner y Chávez en tantos viajes efectuados.

En la Aduana, Antonini Wilson habría tomado la valija que llevaba Daniel Uzcátegui cuando éste se puso nervioso ante el intercambio de palabras fuertes entre Uberti y los funcionarios aduaneros.

Además, la seguridad de que el dinero pasaría sin problemas –se ve que estaban acostumbrados- los llevó a marcar los fajos hasta con indicaciones de las cuentas y los bancos en los que depositarían los dólares. Dos de los más beneficiados son la filial argentina de un banco comercial panameño y el local Banco del Sol, con sede en 25 de Mayo 432, piso 9º, Buenos Aires, que exactamente hace un año recibió todas las facilidades del gobierno de Hugo Chávez para comenzar a operar en Venezuela. Este banco, que tiene sucursales en la ciudad de La Plata y en Ushuaia, también actúa como agencia cambiaria y su filial en Venezuela opera con los publicitados Bonos del Sur III, otro de los acuerdos financieros anudados entre Kirchner y Chávez.

Recordemos que mediante el Decreto 1198/03, el presidente Néstor Kirchner vetó la ley que tipificaba el contrabando de dinero.

Trato VIP

Los vuelos que realiza a la Argentina la petrolera venezolana PDVSA tienen trato VIP y por lo tanto, pueden tomar tierra en la zona militar del Aeroparque metropolitano.

Los vuelos en estas condiciones dejan a los pasajeros en la zona militar del Aeroparque. Los pasajeros son recibidos deferentemente por personal de Migraciones y de Aduana, pero en este sector no hay escáneres para controlar los equipajes.

En los últimos meses, por lo menos ocho vuelos de PDVSA aterrizaron en el área militar. En este sector debía aterrizar el avión chárter en el que viajaban entre otros el Antonini Wilson pero no pudieron hacerlo porque no había lugar para el avión de Royal Air.

Claudio Uberti ha utilizado continuamente el sector militar del Aeroparque Jorge Newbery para aterrizar en sus vuelos regresos de sus viajes al exterior. Si como se dio siempre el avión de Royal Air hubiese tenido lugar para aterrizar en la zona militar Aeroparque la valija de Antonini Wilson hubiese pasado sin dificultad alguna, como presumiblemente lo han hecho tantas otras.

Los pasajeros que arriban de PDVSA no se registran, como la ley lo establece, en el registro de audiencias de los funcionarios argentinos. Los visitantes de la petrolera estatal venezolana que fueron recibidos por Julio De Vido y/o Claudio Uberti no tienen
registro alguno.

Los vuelos de la estatal venezolano PDVSA arriban por lo menos una vez por mes.

Síntesis Informativa Diario Digital.

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